En la parashá de esta semana (Vaetjanán – y supliqué) aparecen dos Mitzvot fundamentales: la lectura del Shemá (la unicidad de Di-s) y el estudio de Torá. Ambas aparecen en el mismo versículo (Devarím 6:7) : “Y hablarás de ellas, sentado en tu casa, andando en el camino, cuando te acuestas y cuando te levantas”. Sin embargo, Los tiempos de cada una de estas Mitzvot son diferentes: el Shemá se dice una vez durante la mañana y una durante la noche, mientras que la obligación del estudio de Torá es constante, todo el día y toda la noche.

Aparentemente debería ser a la inversa: el estudio de Torá está relacionado con la comprensión intelectual y en esto, hay diferentes niveles y momentos. Además hay diferentes conceptos en la Torá misma que corresponde estudiar en los diferentes momentos del día: la Torá Escrita se debe estudiar durante el día, la Torá Oral todo el día, en ciertos momentos del año se estudian ciertos asuntos y otros no, etc.. Por el otro lado, el concepto central de la lectura del Shemá es la aceptación del yugo del cielo, asunto que debería expresarse en forma constante en la vida del iehudí. ¿Por qué, entonces, la Torá asigna en forma opuesta los límites de tiempo a estas dos Mitzvot?

Para entender esto debemos analizar más en profundidad el significado del la lectura del Shemá y del estudio de Torá y su efecto espiritual. La lectura del Shemá consiste en declarar la soberanía de Di-s sobre el mundo, como las letras de la palabra ejad (uno, en hebreo) mismas indican, hacer reinar la Alef (א - alufó shel Olám – el señor del mundo) en la Jet (ח - siete cielos y la tierra) y en la Dalet (ד - cuatro direcciones del mundo). Por eso la Mitzvá de la lectura del Shemá se divide en noche y mañana, para imbuir la unicidad de Di-s en la noche y en la mañana, o sea, en los diferentes aspectos de la vida de la persona y el mundo en general.

Por el otro lado, la Torá no es contenida en las definiciones del mundo. La Torá es, esencialmente, superior al mundo y, aún cuando se inviste en los asuntos materiales (ya que define las Mitzvot cuya gran mayoría trata de asuntos materiales, como Tzitzit de lana, Tefilín de cuero, etc.) continúa siendo superior al mundo. Por eso la obligación del estudio es constante, trasciende las barreras del tiempo.

Es justamente de la Torá, que trasciende al mundo material, que el iehudí puede extraer fuerzas para sobreponerse a ese mismo mundo y a la sociedad que lo rodea.

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