La sección de la Torá de esta semana se llama Jaiei Sara (la vida de Sara). Junto con otras secciones de la Torá, principalmente del libro de Bereshit, es una de las parashot que no contienen preceptos específicos. Es decir, de cada sección, de cada historia aprendemos diferentes cuestiones, ya que la Torá en sí es un libro de enseñanzas de vida, pero hay secciones que no contienen ningún mandato en particular, como respetar a padre y madre, o respetar el Shabat o no robar, y demás preceptos.
Más aún, cuando se analiza la Torá como un libro entero, se puede observar que los relatos de historias y ocurrencias son más abundantes que los preceptos mismos. La Torá utiliza mucho detalle para contar sobre la vida de los patriarcas y sus peripecias, los viajes del pueblo judío a lo largo del desierto con sus idas y venidas que para describir los detalles de algún precepto. Hasta se encuentran preceptos que no están claramente y directamente mencionados sino a través de alguna indicación o derivación, mientras que la historia del encuentro de Eliézer (el sirviente de Avraham) y Rivka (la futura esposa de Itzjak) se relata dos veces y con lujo de detalles. Esto, obviamente, debe tener algún significado.
Una posible idea es que el hecho de observar los preceptos de la Torá no implica que una persona se comporte adecuadamente. Es decir, hay leyes y preceptos que guían la conducta de la persona, pero aún así, sus cualidades emocionales, si bien son mejoradas y refinadas por la observancia misma de la Torá, requieren una dedicación independiente y enfocada para desarrollarse en un buen sentido.
El llegar a ser lo que la gente llama vulgarmente "una buena persona" no depende sólo de la observancia de la Torá, sino, principalmente de las buenas cualidades con las cuales la persona viva su vida cotidiana. Y por eso la Torá utiliza mucha más "tinta", por así decir, en contarnos sobre los buenos comportamientos de nuestros patriarcas y sus refinadas cualidades para que aprendamos de ellas y, cuando se trata de un precepto práctico, lo explica en forma resumida.
La clave está en no leer la Torá como un simple libro de historia, sino de enseñanzas, aún en las cuestiones más triviales de la vida, si la Torá las relata, es porque nos quiere mostrar cómo llevarlas a cabo de una manera adecuada.