La gente ve a las prohibiciones de la Torá como una carga y un sufrimiento; pobres de quienes se adhieren a ellas, viven vidas tristes, constantemente oprimidos por una autoridad invisible, por leyes difíciles de entender y por un Di-s que cobra los errores caros...

Pero la verdad es que no es así. Di-s, con su inmensa bondad, nos provee de un sistema para realimentar los lazos interpersonales con el o la cónyuge, los hijos, amigos, etc. Que a su vez sirve para desconectarse de la vorágine del trabajo, el tránsito, los conflictos gremiales e internacionales. Un sistema que no cuesta dinero ni requiere que la persona viaje a un SPA a kilómetros de su casa para des-estresarse.

Este sistema se llama Shabat. Ocurre una vez por semana y sólo requiere tener la voluntad de zambullirse en él. Y la diferencia es tan profunda, que a veces da miedo probar...

¿Usted se anima a probar? Es muy sencillo, apague el televisor (y/o la radio) el viernes a la tardecita y no lo encienda hasta el sábado a la noche. Después me cuenta los resultados.

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