¿Los judíos se toman vacaciones? ¡Claro que si!, sería la respuesta obvia. La verdad es que todo depende del concepto de las vacaciones.
En la sociedad moderna la idea de las vacaciones es que uno trabaja arduamente todo el año con el objetivo de tomarse unos días de descanso. Cuanto más y mejor uno trabaje, mejor será la calidad de las vacaciones (más lejos, más extravagantes, de mejor categoría, etc.). Resulta que uno vive gran parte del año con la mente fija en uno pocos días de vacaciones. ¿Y el resto del año? No importa. Estas no son vacaciones judías.
Otra de las ideas de las vacaciones es que uno no hace nada. Claro, durante todo el año uno se la pasa trabajando, estresado por la rutina, no alcanza el tiempo para todo lo que uno tiene que hacer. Reuniones de trabajo, cenas con amigos, juegos con los chicos, oficina, viajes de trabajo, rutina y más rutina que no le deja a uno tiempo para descansar. Las vacaciones, en este contexto, significan desconectarse de toda la rutina y reemplazarla por una rutina un poco diferente: playa o montaña, según el gusto, vaso de jugo de naranja o whiskey - respectivamente - y nada. No hacer nada. No preocuparse por nada. Estos son dos extremos, o la rutina desenfrenada o la rutina inmóvil. Los extremos no son buenos, dijo Maimónides. Estas tampoco son vacaciones judías.
Las vacaciones judías son un balance. Uno está todo el año tomándose vacaciones y, a su vez, nunca se toma vacaciones. Uno debe encontrar dentro de su rutina diaria un espacio de tiempo que lo desconecte de la realidad material absorbente y lo conecte con Di-s. Un momento de descanso dentro del trabajo mismo.
Dicho de otra manera, el trabajo de un judío no cesa nunca, siempre debemos servir a Di-s, de una u otra manera, pero siempre. Las vacaciones significan encontrar huecos donde, dentro del contexto del trabajo Divino mismo, uno se tome vacaciones. Ejemplos de esto: rezar, disfrutar de un Shabat, estudiar Torá.
Si, los judíos se toman vacaciones, y más seguido de lo que parece.